Maddie

Maddie apareció por primera vez en octubre de 2012 como personaje secundario del webcómic Atom Candy, que por aquel entonces publicábamos regularmente con Pablo Santander (y que fue recopilado en dos tomos por Estratos Ediciones). A Maddie la concebí expresamente para meter en problemas a Nury, uno de los personajes principales de Atom Candy y mejor amiga de Javiera (Atómica). Maddie debía disertar sobre la tenencia responsable de mascotas en clases, pero su pez, Teacup, “lo arruinó todo muriéndose”. La pequeña le cuenta esto a Nury cuando ambas se encuentran en el segundo piso de la escuela. Al percatarse Maddie que en el patio está una chica que le cae mal (Nicole), le pregunta a Nury que opina de ella. “Siendo honestas, me cae pésimo”, contesta Nury. “¡Eso quería oír!”, exclama Maddie derramando el contenido de la pecera sobre la cabeza de Nicole, para luego huir y entregarle la pecera vacía a Nury, que al ser vista por Nicole, es injustamente responsabilizada por la “travesura”.

No esperábamos que Maddie volviera a aparecer en Atom Candy, fue ideada para cumplir con un propósito, y una vez cumplido, salió de escena. Siendo menor que las demás protagonistas del cómic, era difícil que fueran a interactuar de nuevo. Pero como suele ocurrir con ciertos personajes, Maddie tenía sus propios planes.

A principios del 2013, Sebastián Castillo me invitó a participar de Tierra de Hojas (2013), segundo especial de su editorial Pezarbóreo, una publicación digital donde veinte autores se reunieron en torno al concepto de Pezarbóreo para hablar de origen, nacimiento, inicio y jugar desde la plástica, el cómic y la ilustración, creando una fusión de voces y trazos que abarcaron distintos espectros temáticos. Aproveché esta oportunidad para contar en tres páginas el origen del pez y la pecera de Maddie, basándome en una experiencia personal y los conceptos de Pez y Árbol. Pablo dibujó esta historia de tres páginas, Francisco Fernández hizo los grises, y se publicó en abril de 2013 en la plataforma de Issuu. Luego de su aparición en esta antología, Maddie contó con su propio cómic titulado Maddie: la cabeza perdida, publicado en mayo de 2014 por Mitomanocómics, y presentado en Comic Con Chile de ese año.

Un joven autor que por aquella época yo apenas si conocía, compró el cómic de Maddie y el personaje resonó con él al punto de solicitarme permiso para incorporarla a una novela y un cómic en los que estaba trabajando. Este muchacho (que terminó convirtiéndose en uno de mis más grandes amigos) era no otro sino Michael Rivera Marín. La novela donde Maddie (y la cabeza de madera) tienen una participación clave es Francisca Macabra (2018), y el cómic: Nataniel Neira (2019), con arte de Juan Manuel Almirón. Es así como Maddie se convirtió de un personaje secundario en una habitante del multiverso, participando en otras narrativas afines a su naturaleza (dentro de las que se incluye un todavía inédito crossover con Melodía de Gaspar Ortega).

Y con respecto a la primera historia que protagonizó Maddie, si bien esas tres páginas publicadas en Tierra de Hojas tenían sentido dentro de la continuidad de Atom Candy, quise darle un final distinto, por lo que invité a mi muy buena amiga Bere de Amonite Art a revisitar estas páginas el 2018. Berenice usó las tres páginas originales de Pablo a manera de storyboard, y agregó dos más con el nuevo final. Como resultado, ya no tenemos una historia sombría, sino una que se matiza con libertad y esperanza. Y este es el regalo que como Editorial Nautilus, les hacemos en estas fechas tan especiales.

¡FELIZ NAVIDAD!